Máquina de escribir MacBook Pro M1
Domingo 20 de julio del año 2025.
11:04 p.m.
Hoy domingo he perdido el acceso a mi MacBook Pro M1. ¿Cómo lo explico?
Comencé por contarle a Deep Seek acerca de que me molesta el sistema MacOS, que no es Windows, que si virtualizo la máquina se calienta, que me gustan los programas antiguos para Ms-Dos, etcétera.
Y en una de las respuestas me pone algo sobre instalar Linux desde la Terminal. Así lo hago y resulta que al reiniciar y querer quitar eso y eliminar esa partición, ya no pude. Al final ya reconoce el disco para poder instalar MacOS Sequoia. Así que me entristeció el haber perdido mi máquina. Se entiende que el acceso total, pues como se lee ahora mismo, por lo menos la puedo usar como si fuera una máquina de escribir.
Pero no puedo guardar nada. Es como si fuera a un Cyber y sólo pudiera escribir en el correo electrónico pero no pudiera guardar nada.
Me di por vencido hace rato y pensé: Ya no podré usar ninguna computadora. Adiós MacBook Pro M1.
Ahora he descubierto algo: Puedo acceder al navegador, puedo acceder a mi cuenta de Google y puedo acceder a escribir y guardarlo directamente en Drive. Y eso lo puedo leer, continuar escribiéndolo, modificarlo, etcétera, desde cualquiera de mis teléfonos con Android.
Pierdo:
El acceso a modificar el brillo de la pantalla.
El volúmen. Nada de multimedia. Entro a Youtube pero no puedo reproducir ningún video.
En cambio, puedo escribir usando el teclado en inglés y en español (o en cualquier otro idioma).
Pero veo con satisfacción, en cambio, que la navegación Web se hace muy rápido (ya hubiera querido esa rapidez cuando la usaba plenamente, con mi cuenta de icloud).
Dentro de los males, el menor es que puedo usarla como si fuera una máquina de escribir. Precisamente quería investigar cómo usar por lo menos un editor como Nano que pueda usarse de alguna forma. Bueno, algo más que Nano está aquí y se llama Documentos de Google.
Ahora continúo escribiendo desde Android, cuando ya es martes 22 de julio. Dos días después “del incidente”.
Me doy cuenta que, según mis palabras de que la MacBook Pro M1 al final quedaba como una máquina de escribir y podía ahí darle a la tecla, al final eso mismo lo hago aquí en la entrada del edificio: escribir mientras trabajo, mientras vigilo la puerta (pues está abierta porque los que vinieron a lavar las cisternas tienen ahí una extensión para conectar).
Al final y después de todo no podría continuar mi documento con la Mac aquí en la entrada. Conclusión, no necesito una Mac. Puedo escribir con total libertad en cualquier sitio tan solo con mi teléfono Android.
Jueves 24 de julio del año 2025.
Termino mi turno de labores. Nada que celebrar cuando mi trabajo consiste en limpiar las escaleras del edificio, los orines de los perros en las jardineras, la basura que la gente puerca echa en las mismas y los papeles con flemas o con mocos que la gente que pasa en la calle arroja ahí en las jardineras.
La verdadera fiesta comienza ahora mismo, cuando he salido de trabajar y puedo escribir a gusto en la MacBook Pro M1, que ahora, tras el incidente del domingo, se ha reducido a una simple máquina de escribir haciendo uso de las bondades de Google Docs.
¿Y por qué escribo en la MacBook Pro M1 si tanto la he maldecido y he dicho que me incomoda éste sistema de MacOS? Bueno, yo amo, adoro, me rindo ante Windows, pero ahora que tras el incidente del domingo no puedo hacer nada más que escribir en la Mac, pensé hacer lo mismo en la otra computadora, esa Lenovo ideapad, (esa que se le compró a mi hija y mi hijo pensando que les ayudaría con sus trabajos y tareas escolares pero que muy rápidamente comenzó a volverse demasiado lenta, al grado tal que después mi hija, ya trabajando, se compró otra) con Windows 10 pero con 2 GB en RAM, lo cual lo hace extremadamente lenta. Ayer estuve muy motivado buscando durante el día software para Ms-Dos para usarlo en esa máquina con Windows 10 que va demasiado lenta, y cuando busco ese software de Winworld o de Archive.org lo descargo a mi teléfono Android y lo subo a mi cuenta de Telegram. Luego, como la máquina Lenovo con Windows 10 no soporta la navegación por internet por lo lenta que va, lo que hago es usar Telegram también en esa máquina, que aunque extremadamente lenta pero se puede ver mi cuenta de Telegram y ahí bajo el software que haya puesto ahí desde mi teléfono Android. Hecho eso, ya puedo acceder a los archivos desde el Administrador de Archivos de Windows. Los archivos vienen en formato ZIP o RAR y para eso he también bajado he instalado el Winrar de toda la vida. Ese me permite descomprimir los archivos pero ahí no termina todo: dichos archivos vienen en formato .IMA para ser grabados en diskettes de 3.5 o en diskettes de 5.2 lo cual no es posible en esa computadora Lenovo que no tiene disquetera ni unidad de CD o DVD. Así que hago uso de WinImage para descomprimir los archivos a una carpeta y luego con DOSBox los monto como un diskette y lo instalo en una unidad virtual (una carpeta que puedo ver con el Administrador de Archivos).
Todo ese trabajo artesanal estuve haciendo ayer desde las siete de la noche hasta pasadas las doce de la madrugada. Así pude instalar Works 3.0, Word 6, WordStar 4, WordPerfect 5.1 y no me acuerdo si algún otro. Fue un trabajo agotador aunque satisfactorio para mí.
Así, para la siguiente vez que use esa máquina Lenovo con Windows 10 y sus 2 Gigas en RAM, ya solo entro directamente a esos procesadores de texto y me pongo a disfrutar de la escritura. Digo que entro directamente aunque el proceso en sí, desde que enciendo la máquina hasta que ya me puedo poner a escribir, tarda alrededor de una media hora, pues es el tiempo que tarda la máquina en encender y dejarme acceder a los programas, al administrador de archivos, etc. Es algo lenta, je, je, je.
Y como eso es demasiado lento, por eso me propuse el día de ahora escribir desde Google Docs aunque para eso tenga que desactivar la autentificación en dos pasos en mi cuenta de Google, porque si no, no puedo acceder desde el navegador Safari aquí en la MacBook Pro M1, pues como está dañado el almacenamiento, lo único que me permite la máquina es dejarme pulsar algunos segundos el botón de encendido para que aparezcan las opciones y de las cuatro que aparecen, elijo entrar a Safari pero de forma muy limitada. No se puede navegar y guardar cookies o ver videos de YouTube ni nada parecido. Solo acceso al navegador, buscar información y nada más. La cereza del pastel es esto que hago ahora mismo, escribir y que Google Docs lo guarde contínuamente en la nube. De no ser por ese servicio todo lo que escribo se perdería. Y el acceso a mi Wi-Fi. Sin lo cual tampoco podría acceder a Google Docs.
Es cierto, odio ésta MacBook Pro M1, pero al menos puedo acceder rápidamente a Google Docs y ponerme a escribir. Lo cual lleva, más o menos, unos tres minutos desde que la enciendo hasta que puedo escribir un documento, a diferencia de la media hora que me toma hacerlo desde la Lenovo con Windows 10. (Ojalá pueda, con lo que me vayan pagando, hacerme de un equipo con Windows, algo usado pero que sea más rápida que esa que alguna vez era para trabajo escolar.)
Como una observación: Ese día domingo que perdí el acceso al almacenamiento, fue el último día que le conecté el cargador. Quedó al 100% ese domingo. Hoy es jueves 24, han pasado 4 días desde que no la conecto a la corriente eléctrica, o sea, que no le enchufo el cargador, y la batería ahora mismo está al 80%, sólo ha gastado el 20% mi “máquina de escribir MacBook Pro M1”.
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